viernes, 16 de septiembre de 2011

Y Ottón liquidó la (no) Alianza


Hace cuatro meses se hacían la foto juntos con los brazos en alto en señal de victoria. Habían logrado doblegar a la bancada del Gobierno y hacerse con el control de la Asamblea Legislativa. Extrañas amistades, pensábamos algunos entonces. ¿Qué pueden tener en común en materia política liberales, democristianos, socialdemócratas y neosocialistas de nuevo cuño?. Básicamente las ansias de poder.

Repartidos los cargos en la Asamblea, el objetivo estaba logrado. El fondo de aquella “Alianza por Costa Rica”, como pretenciosamente se hicieron llamar, sencillamente pasó a un segundo plano. La unión de tan diversos grupos políticos no ha logrado acuerdos reales en la Asamblea, como era de esperar.

¿Cómo va a aprobar un partido socialista una reforma para que el ICE pierda protagonismo como monopolio en la distribución de energía?. ¿Cómo un partido liberal va a aprobar un paquete de aumento de los impuestos que sólo tiene por objetivo drenar más dinero desde un sector privado aún golpeado por la crisis hacia el despilfarrador sector público?.

Evidentemente esto ya sabíamos que no iba a suceder. Como mucho se ponen de acuerdo en aprobar leyes de corte y confección que no tienen ningún impacto real sobre los grandes problemas del país, a saber: seguridad ciudadana, educación e infraestructuras. Cuando no se dedican a abrir comisiones de investigación que llenan la agenda de los diputados para hacer sangre al partido en el poder o a cualquiera que aspire al mismo.

Así, la Asamblea se ha convertido en una suerte de juzgado de guardia para investigar al primero que salga imputado en la portada del Periódico. Le arman un juicio sumarísimo antes de que cante un gallo, mientras las leyes fundamentales que requiere el país duermen el sueño de los justos de ese lugar común tan campestre al que denominan “corriente legislativa”.

Aunque la puntilla, tanto a la “Alianza por la Asamblea”, como al propio Congreso, se la ha dado estos días Ottón Solís. Político en falsa retirada, que se resiste a dejar de encarnar el liderazgo de la izquierda patria. Aún retumban en mis oídos sus palabras sobre las negociaciones “secretas” que, según él, llevaba a cabo Oscar Arias. Su ansia y afán porque toda conversación con el mandatario se produjese bajo el estricto foco de la prensa.

La testaruda realidad una vez más deja en pañales la líder espiritual del NO. Así, Ottón Solís entabla una negociación con Laura Chinchilla, sin luz ni taquígrafos y pasando por encima a su propia bancada en la Asamblea. Una negociación que se fundamenta en subirnos los impuestos a todos, incluyendo gravar la educación y la salud, algo que el prontuario socialdemócrata, que tanto uno como otra dirigente dicen representar, nunca ha recogido.

Ottón Solís ha liquidado el pacto contra natura que se firmó bajo su estricta vigilancia en mayo. Si bien sus formas, es decir, su objetivo verdadero que es controlar la Asamblea contra el Gobierno, seguirán adelante. Aunque ahora sí que se constata que aquello no fue más que un bochinche patético, que metió en la misma cama a derechas e izquierdas con el único interés de saborear las mieles del poder. En eso nuestros políticos siempre se ponen de acuerdo.