viernes, 24 de enero de 2014

¿Seguro que queremos una segunda vuelta?

Ahora que parece que las encuestas auguran una segunda ronda para elegir al presidente de la República, tendríamos que preguntarnos si esto es lo que realmente interesa al país, o si, por el contrario, lo que supone es un riesgo y una incertidumbre absolutamente innecesaria.

Son muchos los que se congratulan al conocer que el resultado electoral se ha ajustado. Quizá con la esperanza de que, en una segunda ronda, su candidato pueda tener alguna opción de lograr la presidencia. El vencedor de la primera vuelta parece claro, pero el que quedará segundo aún no está decidido. Esto implica una serie de riesgos que trataré de analizar a continuación.

El horizonte más probable, de acuerdo con casi todas las encuestas, es que el segundo en liza sea el Frente Amplio de José Merino del Río (QDTESG –aunque creo que era ateo). Este resultado, ante una eventual segunda vuelta, sería una muy mala noticia para el país y para aquellos que, desde el centro y la derecha, tanto aplauden esta posibilidad. Costa Rica se vería sumido en una campaña como la del referéndum del TLC, con una izquierda unida en piña en torno al candidato que representa de forma más clara el denominado "socialismo del siglo XXI".

No les quepa la menor duda de que las agrupaciones de izquierdas: PAC, PASE, Corrales y demás izquierdistas –e izquierdosos- se volcarán a pedir el voto por el partido de Merino del Río. Nos abocaríamos a unas semanas de fuerte incertidumbre en pleno comienzo del año, con el consiguiente daño para la economía nacional. Por no hablar de la imagen que estaríamos proyectando internacionalmente y sus consecuencias en la inversión extranjera.

Sería una nueva reválida del referéndum del TLC, pero esta vez con una izquierda mucho más preparada y con una maquinaria electoral con recursos ilimitados, como ya hemos visto en otras campañas. ¡Qué cerca veo ahora aquel enero de 2006, cuando Ottón Solís estaba omnipresente a pesar de que sus fondos declarados de campaña eran casi una quinta parte de los de Oscar Arias!. ¿Ya lo han olvidado?. ¿Ya olvidaron aquella noche electoral de 2006?. Yo no, porque me vi expulsado de esta mi tierra adoptiva.

Ese mismo escenario lo veríamos en el hipotético caso de una apoteósica recta final del PAC y su candidato. Hecho este que está muy lejos de ser improbable, dado que si por algo se caracteriza el PAC es por estirar sus números mucho más allá de las encuestas. Pregunten a Otto Guevara y su presunto 30 por ciento de 2010.

El PAC es un partido muy bien organizado desde el punto de vista electoral. Cuenta con muchos adeptos dentro del aparato estatal y ha sabido moderar su discurso, cuando no directamente mudar la piel. Como ejemplo relevante está el fichaje de Ana Helena Chacón, defensora a ultranza del TLC y ahora candidata a vicepresidente con el partido que con más firmeza luchó contra el proyecto que ella abanderó desde el Gobierno.

El único escollo del PAC, principal causante de su rezago en las encuestas, es el distanciamiento de su caudillo vitalicio, Ottón Solís, así como de su líder espiritual, don Beto Cañas. Ambos más claramente alineados con el programa del Frente Amplio que con este espectáculo de travestismo que nos ofrece Luis Guillermo Solís cada vez que abre la boca.

El tercer escenario, tan improbable como el del segundo puesto del PAC, es el de un cara a cara en segunda ronda entre Johnny Araya y Otto Guevara. El crecimiento del ML es evidente en este último tramo y los votantes tradicionales del PUSC ya le están dando su apoyo de forma manifiesta. No obstante su techo está en la capacidad de movilización en las zonas rurales y en que Otto no cometa una pifia de última hora.


En cualquier caso, un segundo puesto del ML, por mucho que digan las encuestas –cada vez menos fiables-, sería una victoria automática de Liberación y Johnny Araya. Con lo cual habríamos hecho un viaje mucho más largo, costoso y riesgoso, para lograr exactamente llegar al mismo punto: la victoria del único candidato con opciones reales de evitarnos una segunda vuelta y, por ende, la lotería rusa frente a la izquierda chavista.