A la pregunta "¿Deseaba usted que Costa Rica ganase
el Mundial?", el 99,99% -siempre hay algún resentido- de los
costarricenses contestarían que sí. Parece de sentido común. Más aún después de
estas semanas de pasión y orgullo nacional que con tanta alegría hemos vivido.
Era un sueño que se dejaba acariciar con la punta de los dedos.
Ahora bien, ¿qué contestarían esos mismos costarricenses
si les preguntásemos otras cuestiones más importantes y que también podríamos
denominar de "sentido común"?. Por ejemplo: ¿Quiere usted que Costa
Rica cuente con un sistema de transporte público eficaz y eficiente?. ¿Quiere
usted una mejor infraestructura vial, portuaria, de ferrocarriles?. ¿Quiere
usted una energía (luz y gasolina) más barata?. Por extraño que nos pueda parecer
aquí los porcentajes de respuestas afirmativas variarían. Y lo que es peor, es
muy probable que la respuesta a cualquiera de esos interrogantes fuese
acompañada de otra serie de preguntas o respuestas del tipo "Sí,
pero...".
A lo largo de estas semanas hemos escuchado innumerables
ocasiones la retahíla del "país pequeño". "Somos un país pequeño
que casi no invierte en deporte", "somos un país chiquitico luchando
contra el mundo", "somos sólo cuatro millones pero vamos a derrotar a
las grandes potencias", etc. Pero la realidad es que cuando se enfrentan
once hombres contra otros once en el terreno de juego, ahí no hay población que
los respalde, no hay presupuestos, ni primero, ni segundo, ni tercer mundo.
¿Acaso no había más aficionados ticos que holandeses en las gradas el sábado?.
Un dato para la reflexión. Sólo ocho naciones han logrado
ganar la Copa Mundial de Fútbol y uno de ellos es Uruguay, que tiene un millón
menos de habitantes que Costa Rica. Por si no lo sabían. Rusia, por ejemplo,
con sus 140 millones de habitantes nunca lo ha logrado. Ni siquiera en los
tiempos de URSS.
Por tanto, queridos amigos, pongamos las cosas en su
sitio. El extraordinario papel de La Sele en el Mundial es digno de alabar, no
por el tamaño de nuestro país, sino por la capacidad de un grupo de deportistas
y su director técnico para doblegar a rivales en teoría superiores en lo que a
fútbol se refiere.
Ahora bien, si estos entregados guerreros han sido
capaces de unir a un país entero por un sueño, ¿qué nos hace seguir en el
letargo del subdesarrollo?. ¿Será que no tenemos un sueño común?. ¿Será que los
intereses particulares están por encima de los de todo un pueblo?. ¿Será que
ese subdesarrollo lastra nuestras mentes y con ello la capacidad de salir
adelante?. ¿O será que únicamente pensamos en pequeño?.
Queridos amigos, la tremenda lección que tenemos que
aprender de lo acontecido estas últimas semanas, no es otra que la que nos ha
dado el colombiano Jorge Luis Pinto: "todo se puede hacer" con
confianza y coraje. A lo que yo añadiría: con ideas claras y disciplina para
ejecutarlas ¡PODEMOS!. Por eso, con mucho cariño y respeto, yo los reto a todos
ustedes que llegaron hasta esta última línea: ¿Vamos a seguir pensando en
pequeño?.
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