Reflexiones personalísimas sobre lo que ocurre en mi país de adopción: Costa Rica. Política, economía y sociedad costarricenses desde la perspectiva de un español con una parte de corazón tico.
lunes, 3 de octubre de 2011
Porqué me rebelo ante el paquetazo impositivo
Lo veíamos venir desde hace tiempo. El gobierno de Laura Chinchilla, acuciado por la grave situación de las finanzas públicas, en parte heredada y en parte apuntillada por méritos propios, está logrando su desesperada lucha por conseguir más ingresos. De ahí que se haya fraguado una alianza contra natura entre PLN y PAC -como la que ya se gestó para asaltar la Asamblea Legislativa en mayo de este mismo año- con el objetivo de dar cobijo a la insostenible situación del Estado costarricense.
Sí, estimado lector, ese es el único fin de este denominado “paquetazo” impositivo: mantener a toda costa un Estado ineficaz, ineficiente y anclado en el pasado. Porque eso es precisamente lo que tenemos hoy en Costa Rica, un aparato estatal administrativo y empresarial -¡sí, empresarial!- anquilosado y que ha ido creciendo en los últimos años sin mesura ni control alguno.
Si echamos la vista atrás tan sólo dos años, podremos comprobar como, en plena crisis económica el Estado incrementaba la planilla de forma espectacular para absorber la decadencia en el empleo privado. Pero no sólo se contrataron a más y más funcionarios y empleados de organismos públicos y empresas nacionales, sino que se les subieron los salarios por encima de la inflación. Mientras, en la empresa privada, se sufrían importantes ajustes en plantilla y aumentos de sueldo.
Paradójicamente, mientras el Gobierno sacaba pecho del relativamente buen dato del aumento de los precios al consumo, ellos mismos subían los salarios hasta el doble de lo que lo hacía la inflación y el triple que el sector privado. Igualmente, aunque los ingresos procedentes de los impuestos iban en franco retroceso, el Gobierno contrataba más y más personal. Ahora nos piden a los ciudadanos que paguemos la factura.
Lo fácil para el Gobierno es subir los impuestos para intentar tapar el agujero creado por las decisiones que él mismo ha tomado. En ningún caso se ha planteado la profunda reestructuración del elefante blanco que hoy administra Laura Chinchilla. Menos ahora que cuenta con el apoyo del partido que más beneplácito genera entre los empleados públicos: el PAC.
Este paquetazo de impuestos no crea recelo entre las decenas de miles de empleados que se sustentan del pago de los tributos y los precios regulados. Mientras que los beneficiarios del presupuesto público o de sus estructuras paralelas –monopolios estatales, empresas públicas, organismos autónomos…- en cuanto atisban en más mínimo riesgo hacia sus privilegios no dudan en echarse a la calle. Y eso, estimado lector, es algo que incomoda mucho a los gobernantes. Más aún cuando estos son débiles y pusilánimes.
Los ciudadanos estaríamos dispuestos a pagar más impuestos si hubiese un plan de inversión pública que lo respaldase. Pero sencillamente no lo hay. Sino que lo que se nos dice es que hay que pagar más para seguir con una sanidad pública en picado, una educación pública deficiente y una infraestructura del siglo XIX.
Ante esta situación, el ciudadano no tiene más remedio que aplicar el mismo criterio y oponerse frontalmente a este paquetazo sin sentido que se nos pretende imponer. Porque es la seguridad del Gobierno y sus nuevos aliados de que en este país el pueblo es dócil ante las injusticias, la que permite que se antepongan los intereses de grupos de presión sobre los intereses generales del pueblo.
Ha llegado la hora de, que los que no formamos parte de los poderosos grupos de presión que cortan las calles invariablemente para mantener o aumentar sus ilimitados privilegios, nos rebelemos. Porque la gran realidad del paquetazo es que su único objetivo es contener -que no eliminar- el déficit galopante fruto del despilfarro perpetrado durante los últimos cinco años. ¡Reaccionemos!.
viernes, 16 de septiembre de 2011
Y Ottón liquidó la (no) Alianza
Hace cuatro meses se hacían la foto juntos con los brazos en alto en señal de victoria. Habían logrado doblegar a la bancada del Gobierno y hacerse con el control de la Asamblea Legislativa. Extrañas amistades, pensábamos algunos entonces. ¿Qué pueden tener en común en materia política liberales, democristianos, socialdemócratas y neosocialistas de nuevo cuño?. Básicamente las ansias de poder.
Repartidos los cargos en la Asamblea, el objetivo estaba logrado. El fondo de aquella “Alianza por Costa Rica”, como pretenciosamente se hicieron llamar, sencillamente pasó a un segundo plano. La unión de tan diversos grupos políticos no ha logrado acuerdos reales en la Asamblea, como era de esperar.
¿Cómo va a aprobar un partido socialista una reforma para que el ICE pierda protagonismo como monopolio en la distribución de energía?. ¿Cómo un partido liberal va a aprobar un paquete de aumento de los impuestos que sólo tiene por objetivo drenar más dinero desde un sector privado aún golpeado por la crisis hacia el despilfarrador sector público?.
Evidentemente esto ya sabíamos que no iba a suceder. Como mucho se ponen de acuerdo en aprobar leyes de corte y confección que no tienen ningún impacto real sobre los grandes problemas del país, a saber: seguridad ciudadana, educación e infraestructuras. Cuando no se dedican a abrir comisiones de investigación que llenan la agenda de los diputados para hacer sangre al partido en el poder o a cualquiera que aspire al mismo.
Así, la Asamblea se ha convertido en una suerte de juzgado de guardia para investigar al primero que salga imputado en la portada del Periódico. Le arman un juicio sumarísimo antes de que cante un gallo, mientras las leyes fundamentales que requiere el país duermen el sueño de los justos de ese lugar común tan campestre al que denominan “corriente legislativa”.
Aunque la puntilla, tanto a la “Alianza por la Asamblea”, como al propio Congreso, se la ha dado estos días Ottón Solís. Político en falsa retirada, que se resiste a dejar de encarnar el liderazgo de la izquierda patria. Aún retumban en mis oídos sus palabras sobre las negociaciones “secretas” que, según él, llevaba a cabo Oscar Arias. Su ansia y afán porque toda conversación con el mandatario se produjese bajo el estricto foco de la prensa.
La testaruda realidad una vez más deja en pañales la líder espiritual del NO. Así, Ottón Solís entabla una negociación con Laura Chinchilla, sin luz ni taquígrafos y pasando por encima a su propia bancada en la Asamblea. Una negociación que se fundamenta en subirnos los impuestos a todos, incluyendo gravar la educación y la salud, algo que el prontuario socialdemócrata, que tanto uno como otra dirigente dicen representar, nunca ha recogido.
Ottón Solís ha liquidado el pacto contra natura que se firmó bajo su estricta vigilancia en mayo. Si bien sus formas, es decir, su objetivo verdadero que es controlar la Asamblea contra el Gobierno, seguirán adelante. Aunque ahora sí que se constata que aquello no fue más que un bochinche patético, que metió en la misma cama a derechas e izquierdas con el único interés de saborear las mieles del poder. En eso nuestros políticos siempre se ponen de acuerdo.
domingo, 3 de julio de 2011
Verdades a medias y mentiras totales
Fernando Herrero, ministro de Hacienda de Costa Rica, continúa su labor implacable para lograr cobrarnos más impuestos. Ahora la campaña iniciada por el gobierno de Laura Chinchilla toma tintes de amenaza: "si no recaudamos más impuestos habrá recortes en sanidad, educación y no podremos acometer nuevas infraestructuras", afirma Herrero mientras proyecta en la pantalla del salón Real del Inter una diapositiva con un hueco en la carretera, un edificio público cayéndose y unos escolares con expresión triste.
"Recortar gasto corriente no es suficiente", sentencia Herrero, mientras habla del aparato del Estado como el gran benefactor que sólo se dedica a impartir educación, sanar a sus ciudadanos, protegerlos de los malhechores y proveerlos de infraestructuras. Ni una sola referencia al mayor imperio empresarial del país: el propio Estado. Toda una verdad a medias.
¿Acaso no es el Estado costarricense propietario de las mayores entidades financieras (Banco Nacional y BCR), la más grande aseguradora (INS), las operadoras monopolísticas de la distribución energética (Recope y CNFL) y la telefónica nacional (ICE)?. Por no hablar de otros negocios del Estado, como la fabricación y venta de alcohol. ¿Qué función social cumple el Estado siendo empresario en todos esos sectores, señor Herrero, algunos en competencia en el mercado libre?. Aunque encontrásemos un sentido social a cualquiera de ellos, hay otra pregunta, ¿es eficiente el Estado como empresario?.
Me parece muy cuestionable que un ministro de Hacienda afirme que "sólo aumentando la recaudación el Estado del bienestar será sostenible en Costa Rica". Sobre todo porque debería el ministro revisar a qué dedica el sector empresarial estatal sus recursos y qué posibilidades hay de que ese ingente aparato generador de ingresos -el cual debiera privatizarse parcialmente, a todas luces- sea el que sufrague la factura del déficit del Estado.
No, eso no va a suceder. Menos con este Gobierno timorato y descabezado. Pero la evidencia está ahí. Para botón de muestra la noticia de ayer: "La construcción de la central hidroeléctrica de Pirrís duplica el presupuesto inicial". Para generar 67 megavatios, el ICE ha invertido nada menos que 600 millones de dólares. En la represa de La Joya, concesión mediante el sistema de BOT que opera Unión Fenosa costó unos 120 millones de dólares y genera 50 megavatios. Me parece que sobra cualquier comentario, salvo una pregunta: ¿si se hubiese dejado a la iniciativa privada desarrollar esa central, se hubiesen podido destinar esos 600 millones de dólares a educación, salud, seguridad o infraestructuras?.
En lugar de realizar este tipo de análisis, básicos para un señor con tan vasta formación económica como es don Fernando, este Gobierno prefiere salir de cacería al zoológico, como ya se ha dicho aquí. Por eso Herrero nos amenaza. Aunque la gran amenaza es ese paquete fiscal versión 2.0 que continúa gravando la educación, por ejemplo. Curiosamente en la misma conferencia en la que Herrero defiende poner impuestos a todo el que desee una mejor educación, saca pecho de la importancia que para Costa Rica tiene el factor educativo de la población como ventaja competitiva. Mayor demagogia no puede haber.
sábado, 4 de junio de 2011
Silencio
Tengo días de no escribir, es decir, que llevo varias semanas sin redactar una línea, al menos en este blog. Claro que los días, como las horas o los años, no se poseen, simplemente transcurren. Es lo que tienen las traducciones literales del inglés, que se convierten en atrocidades lingüísticas. Pero eso son otros cien pesos o, lo que es lo mismo, harina de otro costal.
Decía Camilo José Cela que para escribir sólo hay que tener algo que decir, con lo cual he tenido poca tentación a mi alcance. Sí, porque aquí, en Tiquicia, no ha pasado nada, absolutamente nada en un mes. Siempre lo cuento a mis conocidos. Cuando regreso de viaje y me encuentro los diecisiete o veintitrés ejemplares del periódico encima de la mesa del salón, da igual si empiezo a leer el más antiguo, el de hace tres días o la última edición. Los titulares son prácticamente intemporales. Un ejemplo a cinco columnas podrías ser "Ticos consumen altas cantidades de sal", y así de interesante todo.
Hoy la noticia del día es que 29 diputados quieren que les retiren el localizador GPS de sus vehículos oficiales. Lo presentan como tema de debate a la Asamblea Legislativa y el periódico, dándoles la razón -en la iniciativa, no en el fondo del asunto, faltaría más-, les dedica una página. Dice un diputado que cuando van de gira hay bares en los pueblos y si dejan el carro en la puerta del bar, la gente puede llegar a pensar que están echándose una birra. En fin, cosas de mucha importancia para el país.
Mientras doña Laura a lo suyo, que es el carbono neutral y la política-ficción. Una ficción que no pasa por mejorar las infraestructuras, sino por dar conferencias sobre lo divino y lo humano, todo en color verde y en los salones del Inter, ¡cuidao pierde!. Charlas en las que nos cuentan que de Moravia a Heredia se va a seguir tardando una hora todas las mañanas para llegar al brete, pero en un bus lleno de pegatinas verdes y todos tan contentos.
Como digo, mejor calladito. Porque esto para lo que da es para hablar del censo, que viene a ser la catarsis nacional en la que a uno le preguntan si se considera indígena o si las paredes de su casa son de fibrolit y las ventanas de plexiglás. Cuestiones todas de mucho interés para el público en general y los vendedores de materiales de construcción en particular.
Y otros a lo suyo, que es la carta parroquial feminista.
miércoles, 4 de mayo de 2011
El gobierno de Sleepy Hollow
Ayer mantuve un interesante intercambio de opiniones con la Ministra de Salud, María Luisa Avila, en Twitter. Avila es la ministra mejor valorada del gabinete Chinchilla, según la última encuesta publicada por El Financiero hace una semana. Transcribo el debate a continuación:
@Maluavi (Maria Luisa Avila): Sres. Diputados urge que aprueben la ley antitabaco. Necesitamos espacios libres del humo de tabaco.
@pakithor: si esa es la primera petición al nuevo directorio, apaga y vámonos.
@Maluavi:si habla de la ley antitabaco, si es mi primera petición, es salvar vidas, q para mi es lo primero.
@pakithor: me queda claro. Gobierno sin prioridades, país sin prioridades... ministros sin prioridades.
@Maluavi: que usted no comparta mis prioridades, no significa q no las tenga.
@Maluavi: la ministra de salud defiende las prioridades de salud. Salvar vidas es la principal prioridad de cualquier estado.
@pakithor: insisto, sus prioridades debieran ser las del Gobierno, y estas las del país. Si esa es la primera prioridad del país... así nos va.
@Maluavi: y cómo usted asume q esa es la primera prioridad? Usted cree q este es el mundo real? Es solo una parte. (sic)
@pakithor: creo que eso lo ha dicho Ud. "es mi primera petición". A partir de ahí creo que todo cae por su peso.
@pakithor: por si le interesa: Costa Rica Mon Amour: Cuando no existen prioridades http://bit.ly/k3IurK
@Maluavi: usted leyó mal. Pero en todo caso es una ley urgente. usted fuma, verdad?.
@pakithor: Lo urgente es seguridad, infraestructuras, educación, justicia, igualdad.... Y no, no fumo. No he fumado en mi vida. Buen intento!
@Maluavi: es parte de las prioridades de un país a cargo de los respectivos ministros, no a cargo de la ministra de salud.
@Maluavi: pues tiene mente de fumador, seguro por exposición a humo de segunda mano, es uno de los efectos adversos....
@pakithor: gracias Ministra. Debe ser eso. Ojalá a Ud. tanta ausencia de humo le ayude a pensar con un poquito de lucidez.
@Maluavi: lamentablemente hasta que se apruebe la ley, me expongo al nefasto humo como cualquiera.
@Maluavi: y escríbale a los ministros respectivos para q le informen sus prioridades.
@pakithor: sí, mejor no preguntarle a la Presidenta, su prioridad es terminar pronto... como Abel.
@Maluavi: Sin palabras ante un argumento tan científico y sólido. :( plopf.
@pakithor: sí, es que pienso "como fumador", eso me desacredita para debatir.
Desconozco la opinión del amable lector pero para mi esta es la constatación de varias de la hipótesis que vengo sosteniendo en este espacio. Hipótesis por supuesto ausentes de cualquier validez científica, eso se lo dejamos a los infectólogos, docentes, investigadores y ministros del ramo.
En primer lugar la ministra nos deja bien claro, en su intento de defender su posición, que el gobierno de Laura Chinchila es algo así como el jinete sin cabeza de Sleepy Hollow, en donde los ministros se dedican a proponer leyes de corte y confección, como esta del tabaco sin el menor reparo. Y lo que es peor: les otorgan prioridad absoluta en la Asamblea Legislativa.
Lo segundo es que este Gabinete, a tan sólo un año de su nombramiento, está totalmente amortizado. Si la ministra mejor valorada tiene que recurrir a acusarme de fumador para imponerse en un debate, no quiero ni pensar lo que podría ser un intercambio así con la defenestrada Ministra de Deportes, Giselle Goyenaga. Seguro que me acusa de no hacer ejercicio por la mañana, de ahí mi postura en contra del Gobierno.
Entre esta anécdota simpática y la no menos divertida sesión que vimos el domingo en la Asamblea Legislativa, narrada de forma magistral por Dean Córnito, mi pesimismo ha tocado techo.
¿En manos de quién estamos, señoras y señores?. ¿Quiénes dirigen el rumbo de este país?. ¿Una banda de chiquitos que se pelean en la Asamblea Legislativa como si estuviesen en el patio de la escuela?. ¿Una pandilla de ministros más preocupados por los comentarios que reciben en Twitter y por aprobar leyes de cara a la galería que por poner en marcha un verdadero plan de gobierno?.
Sea cual fuere la respuesta, el jinete sin cabeza contínua cabalgando y lo hará durante tres años más. Que Dios nos agarre confesados.
martes, 12 de abril de 2011
Ahora que pasó la fiesta
Ahora que los fuegos artificiales dieron por finiquitados los fastos de inauguración del estadio nacional, llega la hora de recapitular sobre lo que ha sido un acontecimiento inaudito en la vida costarricense.
En primer lugar hablemos de los éxitos. Muy buena la organización general de la logística vial. Sinceramente era algo que me preocupaba particularmente: el impacto en las colapsadas calles josefinas de un espacio pensado para más de treinta mil almas. Prueba superada.
Impresionante el nivel de expectativas generado por los espectáculos organizados durante las dos semanas de inauguración. Seamos sinceros, durante dos semanas se ha detenido la vida pública costarricense y los actos de apertura de la joya arquitectónica -¡menuda cursilada de expresión!- han copado las conversaciones de la mayoría de nosotros.
El problema de generar unas expectativas tan elevadas, como saben -o deberían conocer- los que se dedican al mercadeo, es que hay que cumplir con ellas para no crear insatisfacción en los clientes. Evidentemente, no se han alcanzado los niveles esperados después de la colosal campaña organizada entorno a tan magna ocasión.
El acto inaugural fue bastante pobre. Una consecución de actuaciones populares que no impresionaron a nadie, seguida de un partido de fútbol sin pena ni gloria. El esperadísimo encuentro Costa Rica-Argentina fue un fiasco por el que nadie ha dado explicaciones a día de hoy. No es que no jugase Messi, es que la selección argentina puso a todos y cada uno de sus reservas.
Finalmente el concierto de Shakira no pasará a los anales de la historia y, probablemente, hará más complicado a los organizadores de futuros espectáculos atraer a figuras internacionales de primer nivel. Es al único que asistí y del que puedo hablar en primera persona. Comenzó tarde, había menos gente de la esperada y el sonido fue defectuoso. Curiosamente, cuando al inicio de la segunda canción se desconectó el sonido no hubo una reacción generalizada de queja por parte del público.
En definitiva, mucho ruido y pocas, poquísimas nueces. Poco puede reprocharse a la organización. Una empresa de publicidad incursionando por primera vez en la organización de espectáculos. Hicieron bien lo que saben: armar mucho escándalo previo, pero ahí quedó todo. Esa es la gran verdad de este episodio: se quiso hacer algo grande pero, como siempre, se pensó en chiquitico. De ahí que esta vez los medios, sin empresa extranjera a la que culpar, hayan callado como bellacos.
Volviendo a lo positivo, lo que ha quedado demostrado es el apetito de los costarricenses por espectáculos de primer nivel. A los exhorbitantes precios de los diferentes partidos y conciertos la acogida ha sido excelente. Se ha perdido una oportunidad de oro, pero habrá otras.
Ahora toca trabajar de verdad y buscar soluciones para que este nuevo espacio de encuentro entre los costarricenses no sea un elefante blanco, sino más bien un nuevo ícono para la conciencia colectiva de todo un pueblo.
domingo, 3 de abril de 2011
Grandes revelaciones dominicales
Otro domingo más y el acoso y derribo continúa. Hoy hemos tenido dos grandes revelaciones. La primera que Rodrigo Arias no cae bien entre los encuestados de Unimer para La Nación entre el 7 y el 15 de marzo. La segunda que estos mismos encuestados tienen más simpatía por Johnny Araya y Antonio Alvarez Desanti.
Por lo demás nada que objetar. Quizá que faltaban los datos de algún que otro presunto candidato de Liberación. Digamos que... José María Figueres, el hijo pródigo. Y lo digo porque, curiosamente, para el PAC salen los resultados de cuatro presuntos candidatos, mientras que en el caso del PLN, partido mucho más grande y con más aspirantes, sólo aparecen tres. ¿Los demás?. O Unimer no tuvo el encargo de preguntar por ellos o el periódico omitió los datos. La portada es concluyente: "Rodrigo Arias es la figura con menos respaldo en el PLN"... ¡casi nada!.
No crean que cualquiera de estas revelaciones u omisiones son fruto de la casualidad. La ausencia de Jose María Figueres entre los presuntos candidatos de Liberación en los datos publicados tiene su justificación. La cual prefiero no ofrecer, dado que mi conocimiento del personaje y sus vinculaciones con los interesados es escaso y todo lo que sé al respecto de la omisión es de tercera mano.
Por otra parte, tampoco las presencias tampoco son casuales. Johnny Araya anda en otras, pero lo de hoy, si no se sabe leer en toda su extensión (ver revelaciones arriba expuestas), le puede meter de lleno en la lucha interna del partido. A Desanti fue el propio periódico el que lo defenestró en 2004, pero curiosamente ahora lo devuelven a la escena política. A mi -y seguramente a don Antonio, que es un tipo inteligente- me gustaría ver un dato básico en este tipo de encuestas: ¿qué porcentaje de los encuestados lo conocía?.
En realidad hoy hemos tenido dos grandes revelaciones. Primera que algunos están poniendo todos los medios para derribar a su enemigo. Segunda que ha llegado el momento de pensar en una alternativa... y no me refiero a don Rodrigo, sino a la impune manipulación a la que está siendo sometida gran parte de la población.
domingo, 27 de marzo de 2011
El problema es que nos hemos acostumbrado
Hoy nuevamente vengo aquí impresionado por lo que leo. Ya saben, los domingo ojeo el periódico casi entero y suelo terminar indignado. Pero hoy la indignación ha empezado desde la portada.
Ayer fue un día grande para Costa Rica. Se inauguró el nuevo estadio nacional. Esa construcción que tan pueblerinamente se ha dado en llamar "joya arquitectónica". Aunque nadie sabe quién es el arquitecto. Nomenclaturas aparte fue una fecha histórica para el país y, en general, todo estuvo a la altura de las circunstancias.
Tras la fiesta de ayer, amanecemos con un baño de cruda realidad. La portada del periódico, en un día tan señalado, era aprovechada continuar con ese particular ajuste de cuentas que los editores del medio de comunicación más influyente de Costa Rica, viene perpetrando contra en el anterior presidente del gobierno, Oscar Arias Sánchez.
"Arias recibió abucheos y Chinchilla cosechó muestras de afecto". Mayor mezquindad no cabe. Claro que en páginas interiores se revuelcan en la estulticia y titulan "Los chiflidos desempatan a Chinchilla y Arias".
Lo de ayer, aunque le pese a más de un presunto intelectual patrio, no era un espectáculo de anfiteatro romano. De esos en los que la masa, el populacho, la canalla enfurecida por la hambruna -y las pésimas infraestructuras-, jalea a los leones para que devoren al gladiador. Era otra cosa. Por mucho que se empeñen los alborotadores que se esconden detrás de la libertad -libertinaje, dirían algunos- de prensa.
Porque la plebe olvida rápido. Hoy silba lo que ayer votó. Y paga treinta rojos para asistir a la inauguración del estadio que Oscar Arias consiguió para Costa Rica. Para luego, como parias romanos, abuchear al que les permitió estar sentados allí. Por dicha o por desgracia, así es.
Aunque a lo mejor yo estoy equivocado y ahora, olvidando lo ocurrido en aquella campaña del TLC, le otorguemos más valor a los que gritan protegidos por la gradería que a los que firman columnas. En ese caso, mejor abstraerse de la realidad. Esa terca realidad que nos dicta un año de gobierno absolutamente en blanco. Quizá sea mejor pensar que Chinchilla es una gran gobernante... porque a Oscar Arias lo abuchea parte de la gradería.
Lo peor de todo, estimado lector, es que, como dijo Sartre, lo más aburrido del mal es que uno se acostumbra. Y nosotros ya nos hemos acostumbrado este "todo vale" en la cruzada de La Nación contra los Arias.
domingo, 13 de marzo de 2011
Tócala otra vez, Manu
El domingo es día de lectura sosegada del periódico. Sí, digo periódico en referencia al único diario de información general que existe en Costa Rica. El resto de la prensa escrita no pasa de la categoría de sucesos, salvo La República que es un diario de negocios... en revisión.
Entre panqueque y panqueque observo el impresionante gráfico que viene a resumir los vínculos de los implicados en el tremendo “escándalo” de los ticoleaks, quiero decir los wikileaks de Costa Rica. Los ministros de los Gabinetes de Pacheco y Arias parece que revelaron información “muy sensible o secreta” a miembros de la diplomacia estadounidense. ¡Menuda noticia!!.
Hay que vender periódicos. Hasta los domingos, día en el que están más que vendidos. De ahí que la fanfarria de los ticoleaks ya no dé más que para gráficos ilegibles y notas biográficas de embajadores y cónsules estadounidenses. A pesar de los titulares rimbombantes. Esto no es más que “puré de chayote” que decía Dean Córnito hace unos días en La Suiza Centroamericana.
Por eso tiene más carne El Topo que El País. Ahí, y no en las insulsas columnas de Armando González, es dónde uno descubre lo que se cuece en este país. En la hoja parroquial farandulera es en la que cae por su peso la realidad de este país en el que habitamos. Algunos por nacimiento y otros, como el abajofirmante, por elección propia. Cuatro páginas de oda al feminismo finisecular se desmoronan como un castillo de naipes en la primera foto que nos regala El Topo. Como cada domingo, ración y media de pechuga. Y no me refiero al anuncio de Rostipollos.
Y es en esas líneas, aparentemente frívolas, en donde hay que ver lo estúpido que es el gráfico de los ticoleaks. Para poner un ministro en su fiesta no hay que ser embajador de los EE UU, sólo hay que pagar. Ahí tienen a Manuel Obregón, pianista y ministro de ¿Cultura?, con su traje a lo Evo Morales deleitando a los presentes en la apertura de una agencia de carros de lujo.
¿Quién necesita ser cónsul para hablarle al oído a un ministro de la república?. No, estimados lectores. Lo único que hay que hacer es invitarlo a tocar el piano o a tomar unos tragos a la inauguración de la tienda en Multiplaza. Así de simple y sencillo.
“Tócala otra vez, Manu. Que esto de la Teleguía no sale”. Patético.
domingo, 20 de febrero de 2011
Cuando no existen prioridades
En un país tan necesitado de inversión pública como Costa Rica, lo mínimo que se debe exigir a un gobernante es que tenga una prioridades a la hora de asignar los escasos recursos de los que dispone. Digo lo mínimo porque hemos de descartar la pretensión, añorada por muchos, por la que iniciativa privada y pública puedan unirse para poner en marcha grandes proyectos. Ese camino ya lo han cerrado los poderes fácticos nacionales con su bombardeo diario a las concesiones de obra pública.
Eliminada por la presión mediática la más importante herramienta para aunar recursos públicos y privados, sólo nos queda esperar que el Gobierno sea capaz de poner en marcha un programa de inversión pública que logre cubrir los importantísimos déficits que sufre Costa Rica. Lamentablemente, eso no va a suceder.
Casi un año desde que tomó posesión este Gabinete basta para darnos cuenta de que no existe un plan, no hay un programa y, lo peor de todo, no se han formulado prioridades. Lo único que se acerca a un objetivo es la pretensión de avanzar hacia la meta de ser un país con emisiones nulas de dióxido de carbono. Una idea muy loable, pero sin duda bastante alejada de la realidad para un país en vías de desarrollo.
Y es que uno tiende a pensar que algunos gobernantes, como doña Laura, se dejan influir demasiado por determinados asesores cuya vida en Costa Rica se asemeja más a la de un ciudadano de Noruega que a la de un muchacho de Alajuelita. Personas que han estudiado en el extranjero, se compran el último modelo de Mac y pasan el día leyendo las últimas tendencias tecnológicas en las redes sociales. En otras palabras, más conectados con el mundo virtual de los países desarrollados, que con el mundo real que los rodea.
Carbono neutral, laptop para los escolares y digitalización gubernamental, suenan más a objetivos de un país que tiene resueltos los problemas en temas tan básicos como educación, seguridad ciudadana e infraestructuras y ahora tienen que ver cómo mejoran su imagen ante el mundo o si avanzan puestos en el Informe PISA. Pero aquí, en Costa Rica, un país con una renta per cápita aún muy lejos de los $30,000, aún quedan mucho camino por recorrer antes de pensar en ocurrencias futuristas propias del que lo tiene todo y ahora aspira a “salvar el Planeta”.
Claro que cuando no hay prioridades, ni liderazgo, ni se tienen las ideas claras ocurren estas cosas. Cualquiera con un mínimo de sentido común sabe que Costa Rica tiene un tremendo déficit en infraestructuras, un nivel educativo en franco deterioro y una seguridad pública cada vez más débil.
Nuestros políticos prefieren mirar para otro lado. Se dejan manejar como marionetas por la última portada de los diarios. Se enfocan en los TED Pura Vida y demás fanfarria de cuasi ciencia ficción y olvidan lo básico. Olvidan, por ejemplo, que un empleado que viaja de Tres Ríos a Heredia para ocupar su puesto de trabajo, invierte tres horas de su vida cada día en desplazarse. Olvidan que hay colegios en condiciones deplorables que los hacen inservibles para su fin. Olvidan que vivimos en un país sin una red de saneamiento urbano decente.
Olvidan, al fin y al cabo, las prioridades de un país que lucha por dar a sus ciudadanos igualdad de oportunidades.
viernes, 4 de febrero de 2011
De cacería en el zoológico
En unas pocas semanas han corrido ríos de tinta por parte de prestigiosos analistas, fiscalistas y economistas acerca de la necesidad o inoportunidad del paquete impositivo –que no reforma fiscal- que el Gobierno está presentando al Poder Legislativo para su aprobación. Sin embargo, pocos se han atrevido a vislumbrar los efectos que este engendro fiscal tendrá sobre la economía real. En particular sobre la golpeada clase media costarricense.
Llama la atención poderosamente que nuestros más notables economistas, tan preocupados ellos siempre por el dato de la inflación, no se hayan detenido a pensar cómo afectará la propuesta fiscal sobre dicha magnitud. ¿Cómo piensan que afectará el nuevo impuesto sobre los servicios al precio final de los bienes que consumimos?. ¿Cómo influirá el impuesto sobre el valor añadido que los transportistas, los agentes aduanales o los abogados cargarán a partir de ahora en sus facturas sobre el precio del resto de los productos?.
¿Y el efecto redondeo?. ¿Acaso alguien piensa que si el precio de un determinado bien es de 1.000 colones, cuando pase el paquete de impuestos será 1.077 como consecuencia del paso de gravamen del 13 al 14 por ciento?. Está comprobado que este tipo de medidas incentivan el redondeo al alza y que serán, como mínimo, 1.100 los colones que pasará a costar el artículo que antes se cobraba a 1.000.
Pero vayamos un poco más allá. ¿Cómo es posible que un país que anda ondeando la bandera de la educación vaya a gravar con impuestos indirectos un rubro tan sensible para el desarrollo de Costa Rica?. Resulta inconcebible que este punto haya sido planteado por un grupo de personas que se autodenominan “socialdemócratas”. Ni los países europeos con mayor tasa de presión fiscal contemplan una medida tan regresiva.
Como regresivo es en sí el paquete de impuestos propuesto. Sobre todo porque supone un misil sobre la línea de flotación que sustenta la maltrecha economía de la clase media costarricense. Los impuestos indirectos, sobre los que se fundamenta este ajuste fiscal, no entienden de clases sociales, sino que se aplican de igual forma sobre ricos y sobre pobres. Todos pagan el mismo porcentaje. Más aún aquellos que, como ocurre con la inmensa mayoría de los ciudadanos de clase media, gastan sus rentas localmente.
Pensemos en una familia de clase media que vive en una vivienda alquilada y realiza ímprobos esfuerzos por llevar a su único hijo a un colegio privado. Para ellos el costo real de la vida, sin considerar los efectos de la inflación expuestos más arriba, se verá incrementado de forma considerable. Si el colegio cuesta 170.000 colones al mes y el alquiler 300.000, los nuevos impuestos harán que tengan que pagar 59.000 colones más al mes por ambos conceptos. Una cifra imposible de cubrir por no pocos hogares.
El Gobierno, con el único objetivo de continuar manteniendo el insostenible aparato del Estado, ha echado mano de un incremento lineal de impuestos que golpeará directamente a la clase media. Este sector, además, está incapacitado para realizar ningún tipo de planificación fiscal que le ayude a reducir la factura impositiva, como ocurre con los sectores más pudientes.
Laura Chinchilla y su equipo no han querido entrar a modificar el sistema para que paguen más los que más ganan, sino que han optado por aumentar los impuestos a los que ya los pagan. En definitiva, el Gobierno ha preferido salir de cacería al zoológico.
Llama la atención poderosamente que nuestros más notables economistas, tan preocupados ellos siempre por el dato de la inflación, no se hayan detenido a pensar cómo afectará la propuesta fiscal sobre dicha magnitud. ¿Cómo piensan que afectará el nuevo impuesto sobre los servicios al precio final de los bienes que consumimos?. ¿Cómo influirá el impuesto sobre el valor añadido que los transportistas, los agentes aduanales o los abogados cargarán a partir de ahora en sus facturas sobre el precio del resto de los productos?.
¿Y el efecto redondeo?. ¿Acaso alguien piensa que si el precio de un determinado bien es de 1.000 colones, cuando pase el paquete de impuestos será 1.077 como consecuencia del paso de gravamen del 13 al 14 por ciento?. Está comprobado que este tipo de medidas incentivan el redondeo al alza y que serán, como mínimo, 1.100 los colones que pasará a costar el artículo que antes se cobraba a 1.000.
Pero vayamos un poco más allá. ¿Cómo es posible que un país que anda ondeando la bandera de la educación vaya a gravar con impuestos indirectos un rubro tan sensible para el desarrollo de Costa Rica?. Resulta inconcebible que este punto haya sido planteado por un grupo de personas que se autodenominan “socialdemócratas”. Ni los países europeos con mayor tasa de presión fiscal contemplan una medida tan regresiva.
Como regresivo es en sí el paquete de impuestos propuesto. Sobre todo porque supone un misil sobre la línea de flotación que sustenta la maltrecha economía de la clase media costarricense. Los impuestos indirectos, sobre los que se fundamenta este ajuste fiscal, no entienden de clases sociales, sino que se aplican de igual forma sobre ricos y sobre pobres. Todos pagan el mismo porcentaje. Más aún aquellos que, como ocurre con la inmensa mayoría de los ciudadanos de clase media, gastan sus rentas localmente.
Pensemos en una familia de clase media que vive en una vivienda alquilada y realiza ímprobos esfuerzos por llevar a su único hijo a un colegio privado. Para ellos el costo real de la vida, sin considerar los efectos de la inflación expuestos más arriba, se verá incrementado de forma considerable. Si el colegio cuesta 170.000 colones al mes y el alquiler 300.000, los nuevos impuestos harán que tengan que pagar 59.000 colones más al mes por ambos conceptos. Una cifra imposible de cubrir por no pocos hogares.
El Gobierno, con el único objetivo de continuar manteniendo el insostenible aparato del Estado, ha echado mano de un incremento lineal de impuestos que golpeará directamente a la clase media. Este sector, además, está incapacitado para realizar ningún tipo de planificación fiscal que le ayude a reducir la factura impositiva, como ocurre con los sectores más pudientes.
Laura Chinchilla y su equipo no han querido entrar a modificar el sistema para que paguen más los que más ganan, sino que han optado por aumentar los impuestos a los que ya los pagan. En definitiva, el Gobierno ha preferido salir de cacería al zoológico.
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