domingo, 20 de febrero de 2011

Cuando no existen prioridades


En un país tan necesitado de inversión pública como Costa Rica, lo mínimo que se debe exigir a un gobernante es que tenga una prioridades a la hora de asignar los escasos recursos de los que dispone. Digo lo mínimo porque hemos de descartar la pretensión, añorada por muchos, por la que iniciativa privada y pública puedan unirse para poner en marcha grandes proyectos. Ese camino ya lo han cerrado los poderes fácticos nacionales con su bombardeo diario a las concesiones de obra pública.

Eliminada por la presión mediática la más importante herramienta para aunar recursos públicos y privados, sólo nos queda esperar que el Gobierno sea capaz de poner en marcha un programa de inversión pública que logre cubrir los importantísimos déficits que sufre Costa Rica. Lamentablemente, eso no va a suceder.

Casi un año desde que tomó posesión este Gabinete basta para darnos cuenta de que no existe un plan, no hay un programa y, lo peor de todo, no se han formulado prioridades. Lo único que se acerca a un objetivo es la pretensión de avanzar hacia la meta de ser un país con emisiones nulas de dióxido de carbono. Una idea muy loable, pero sin duda bastante alejada de la realidad para un país en vías de desarrollo.

Y es que uno tiende a pensar que algunos gobernantes, como doña Laura, se dejan influir demasiado por determinados asesores cuya vida en Costa Rica se asemeja más a la de un ciudadano de Noruega que a la de un muchacho de Alajuelita. Personas que han estudiado en el extranjero, se compran el último modelo de Mac y pasan el día leyendo las últimas tendencias tecnológicas en las redes sociales. En otras palabras, más conectados con el mundo virtual de los países desarrollados, que con el mundo real que los rodea.

Carbono neutral, laptop para los escolares y digitalización gubernamental, suenan más a objetivos de un país que tiene resueltos los problemas en temas tan básicos como educación, seguridad ciudadana e infraestructuras y ahora tienen que ver cómo mejoran su imagen ante el mundo o si avanzan puestos en el Informe PISA. Pero aquí, en Costa Rica, un país con una renta per cápita aún muy lejos de los $30,000, aún quedan mucho camino por recorrer antes de pensar en ocurrencias futuristas propias del que lo tiene todo y ahora aspira a “salvar el Planeta”.

Claro que cuando no hay prioridades, ni liderazgo, ni se tienen las ideas claras ocurren estas cosas. Cualquiera con un mínimo de sentido común sabe que Costa Rica tiene un tremendo déficit en infraestructuras, un nivel educativo en franco deterioro y una seguridad pública cada vez más débil.

Nuestros políticos prefieren mirar para otro lado. Se dejan manejar como marionetas por la última portada de los diarios. Se enfocan en los TED Pura Vida y demás fanfarria de cuasi ciencia ficción y olvidan lo básico. Olvidan, por ejemplo, que un empleado que viaja de Tres Ríos a Heredia para ocupar su puesto de trabajo, invierte tres horas de su vida cada día en desplazarse. Olvidan que hay colegios en condiciones deplorables que los hacen inservibles para su fin. Olvidan que vivimos en un país sin una red de saneamiento urbano decente.

Olvidan, al fin y al cabo, las prioridades de un país que lucha por dar a sus ciudadanos igualdad de oportunidades.

3 comentarios:

  1. ¿Qué más decir, Pako? Solo espero que este artículo lo enviés a algún periódico que le de mayor difusión, porque no le sobra ni le falta nada.

    ResponderEliminar
  2. Desafortunadamente, estimado Dean, a este tipo de medios no le interesan las opiniones tan discrepantes y que hablan tan claro.

    ResponderEliminar
  3. Si, bueno, eso ya lo sabía... lo hemos hablado en otras ocasiones!!!

    ResponderEliminar